Se estima que aproximadamente son unas 400 las especies exóticas, tanto animales como vegetales, que se reparten por nuestra geografía. Por todos es sabido que la introducción de especies exóticas puede constituir un grave problema para cualquier especie autóctona, en ocasiones de forma muy notable a corto o medio plazo y en otras tantas aún se desconoce la repercusión que pueden tener sobre nuestra biodiversidad.
Es aquí donde se produce un verdadero choque de trenes entre la ética de los sectores conservacionistas y entre la necesidad o no de actuar y atajar el problema antes de que pueda ocasionar daños irreparables a nuestros ecosistemas y sus especies. Lo cierto es que el asunto es bastante peliagudo y no deja de ser una "patata" caliente que nadie quiere tener en sus manos.
No son pocas las salidas en las que capturamos algunas de estas especies cada vez más abundantes, fruto de ello son las fotos que siguen, como diría el bueno de Javier Blasco: ¿Bigombe Swamp (Uganda)?....No, Marismas del Guadalquivir (Sevilla).
La imagen: No deja de ser chocante ver pasar un grupo de Estrildas entre carrizos extremeños o los nidos de Ploceus sobre los canales de riego de los arrozales sevillanos.
Es aquí donde se produce un verdadero choque de trenes entre la ética de los sectores conservacionistas y entre la necesidad o no de actuar y atajar el problema antes de que pueda ocasionar daños irreparables a nuestros ecosistemas y sus especies. Lo cierto es que el asunto es bastante peliagudo y no deja de ser una "patata" caliente que nadie quiere tener en sus manos.
No son pocas las salidas en las que capturamos algunas de estas especies cada vez más abundantes, fruto de ello son las fotos que siguen, como diría el bueno de Javier Blasco: ¿Bigombe Swamp (Uganda)?....No, Marismas del Guadalquivir (Sevilla).
La imagen: No deja de ser chocante ver pasar un grupo de Estrildas entre carrizos extremeños o los nidos de Ploceus sobre los canales de riego de los arrozales sevillanos.
